Alma de elefante es el libro de Andrea Maceiras ganador del Premio Anaya de literatura infantil de este año. Una historia de amor a la naturaleza, a la familia y a las necesidades de cada uno.
Elefante o mariposa
Suy tiene diez años y es el menor de sus hermanos, por eso tiene que hacerse cargo de su hermana melliza, Lawen. Lawen no es como los demás niños del poblado: es más sensible, apenas habla y a veces se encierra en sí misma cuando las situaciones le sobrepasan. Por eso Suy siempre está con ella. En una de sus visitas a la viejecita Champey, la chamana del poblado, esta les dice el animal que representan sus almas: la de Suy una mariposa y la de Lawen un elefante. Suy no está conforme con esto, pues opina que las mariposas son frágiles y él se considera muy fuerte. Así que miente a Lawen diciendo que es ella la que tiene el alma de mariposa.
Tep
Un día, Suy y Lawen se internan en la selva en busca de un tesoro que pueda cambiarle la vida a su familia. Y resulta que sí que encuentran algo: a un hombre herido y a un elefante. Este hombre se llama Sid y es un mahout, un guardián de los elefantes. Por circunstancias de la vida, de niño se vio obligado a trabajar con sus tíos, usando a los elefantes como atracción turística. Sin embargo, un conflicto con Tep hace que los tíos quieran deshacerse del animal. Sid huye con el elefante procurando llegar a Ru y así salvarlo. Sin embargo, Sid está herido y no puede continuar su viaje. Suy y Lawen se ofrecerán para salvar a Tep y llevarlo hasta Ru.
Mariposa o elefante
Comenzarán así los dos hermanos un viaje por la selva en el que conocerán a distintas personas de mejor o peor calaña; pero este viaje no solo servirá para buscarle un nuevo hogar a Tep en el que pueda vivir como un elefante salvaje, también servirá a los niños para conocer el camino que quieren tomar en sus vidas y para descubrir que tanto la mariposa como el elefante son necesarios para el mantener el ecosistema de las cosas.
«La viejecita Champey nos leyó el alma a mi hermana melliza Lawen y a mí una tarde de verano. Dijo que siempre estaríamos juntos, incluso aunque nuestros caminos se separasen. Dijo también que Lawen y yo éramos como un elefante y una mariposa. Como tierra y aire.
Sin embargo, solo a mí me reveló quién era quién.
Dijo que Lawen era el elefante.
Y yo la mariposa.
Sí, eso dijo la viejecita Champey y reconozco que a mí no me sentó nada bien. Sentí como si el mundo se hubiese puesto del revés. Me avergonzaba ser pequeño y débil como una mariposa. Además, Lawen era una niña y yo el encargado de protegerla. De los dos, yo debía ser el fuerte.
No soy un mentiroso, pero hice trampa.
Le dije a Lawen que yo era el elefante y que ella tenía alma de mariposa.
Creo que esta historia comienza con mi mentira.
Y también las ganas que teníamos de encontrar un tesoro.
Y, por supuesto, con Tep.»
Alma de elefante, Andrea Maceiras
Alma de elefante
Alma de elefante es una aventura tierna, cargada de amor por la naturaleza, de amor entre hermanos, de amor por la justicia y por encontrar un lugar que sea casa para los que se sienten extraños en este mundo. Una historia de supervivencia: en la selva, en la vida y en el corazón. Un camino en el que los protagonistas encuentran su esencia y el verdadero tesoro por el que merece la pena vivir.
Si te gusta escribir
El libro está ambientado en la selva camboyana. Su autora cuenta que la idea le surgió visitando uno de los templos de Angkor. Allí encontró un dibujo que fue el que inspiró la historia. Como ves, las ideas, la inspiración, pueden estar en cualquier parte. A partir de aquí, tuvo que documentarse muy bien sobre la vida en la selva, los poblados, las costumbres, la comida, el idioma, para darle verosimilitud al relato y para crear la ambientación. La fase de documentación es muy importante cuando escribimos, como es importante saber dosificar toda esa información a lo largo de la historia sin que parezca que estamos soltando toda esa documentación de golpe.
Si te apetece conocer más libros ambientados en la selva, te dejo aquí la reseña reciente de Música entre las ramas, de Ricardo Gómez.
Abrazos de elefante
