Celia en la revolución es un libro de Elena Fortún que nos narra cómo vivió Celia, una adolescente, la guerra viajando entre distintas ciudades en busca de sus hermanas y su padre.
Celia
Los primeros libros que devoré de niña fueron los de Celia. Las aventuras de aquella niña bien de Madrid, con bucles dorados y lazos que siempre andaba metiéndose en algún lío. Era gamberra, irreverente, divertida… era imposible no pasarlo bien con Celia y no empatizar con sus sentimientos y ocurrencias.
Con el tiempo le perdí la pista y dejé sin leer muchos volúmenes relacionados con la serie. Esto hace que, al abordar la lectura de Celia en la revolución, me encuentre con una Celia de dieciséis años muy cambiada y distinta de la niña que conocí en los primeros libros de Elena Fortún. Reconozco que esto, en principio, me decepcionó, pero tiene toda su lógica dado la época en la que sucede y lo que ha ocurrido en su vida: ha tenido otras dos hermanas, su madre ha fallecido y su hermano está estudiando en Londres. Celia se diluye, deja de ser esa niña que todo lo cuestiona, y asume un rol maternal que, como solía ocurrir en la época, hace que aparque sus propios intereses. Y este hecho no es baladí, es algo de lo que Elena Fortún quería dejar constancia.
Celia y la guerra
Celia en la revolución ha supuesto para mí todo un descubrimiento. Superada mi primera decepción con esta Celia más adulta, me he encontrado con un documento histórico y humano de gran valor. Tanto es así, que creo que este libro debería leerlo todo el mundo. Celia nos narra cómo vive los años de la guerra: el reencuentro con su padre, la salida de Madrid de sus hermanas, el hambre, los bombardeos en Madrid, Valencia y Barcelona, las casas en las que vive, el frío, los pequeños momentos de esparcimiento, su relación con Jorge, las discusiones políticas, la inminencia de la derrota, los viajes en busca de sus hermanas, su decisión de irse de España a buscar a su padre…
Elena Fortún y Celia
Y todo con el valor añadido, el gran valor, de que la propia autora, Elena Fortún, puso en el personaje de Celia sus propias vivencias durante la guerra en el Madrid sitiado.
«Camino despacio para alejarme de todos y pronto me quedo sola. ¡Qué aspecto de pueblo grande tiene Madrid! La Castellana, según me voy acercando a las calles del centro, se asemeja a una carretera de las afueras…De árbol a árbol han atado cuerdas donde se seca la ropa de unas pobres mujerucas que cosen al sol, sentadas en sillas bajas, al cuidado de sus ropas…Los palacios están abiertos…En el jardín de uno de ellos una silla de manos preciosa, una joya de museo, ha debido soportar las lluvias y las heladas del invierno…, unos chiquillos desharrapados entran y salen de ella jugando al escondite…
Sin embargo, el ambiente es de paz…, no de paz y trabajo (salvo las mujerucas que cosen al sol), sino de paz de domingo…Junto a los grandes edificios y la verja de los jardines toman el sol los hombres, viejos y jóvenes, quietos y silenciosos, fumando colillas, como antes lo hacían en la calle de Segovia y en la Ribera de Curtidores…
Son las gentes que vivían en la vega del Manzanares y en las covachas de Tetuán…Aquí todo es extraño, desagradable y ajeno a su vida, menos el sol, el dulce sol que visita las covachas y los palacios con la misma alegre ternura…
Un hombre y una mujer pasan llevando una cabra sujeta con una correa al cuello…Todos les miran.
Una de las mujeres que cosen dice en alta voz:
—¡Entoavía hay quien le da a una en la cara con lo que tiene! Me se hacía que ya éramos toos iguales!
El matrimonio de la cabra se vuelve como si les hubiera picado una avispa…
—¡Ha de saber usté que criamos una criatura! Y que…
No oigo más, porque la mujer se ha levantado y chillan a un tiempo…El asunto es divertido y pienso contárselo a María Luisa».
Celia en la revolución
Como te digo, un libro que me parece de obligada lectura para todos aquellos que quieran conocer de primera mano la parte humana de la guerra, la que no se centra en la política y no sale en los libros de historia: cómo viajaban hacinados en camionetas, cómo se comían las pieles de las patatas, la carne de los burros, de los gatos, de las ratas…las largas colas para conseguir leche, las cartillas de racionamiento, los bombardeos, las sirenas… Un libro que he leído con pasión y que no puedo dejar de recomendar.
Elena Fortún
La autora alcanzó el éxito con su serie de libros protagonizados por Celia que fueron los más populares para los niños de la II República. A partir de 1945 sus libros comienzan a prohibirse. Más tarde, volvieron a publicarse, pero censurados.
Celia, lo que dice y Celia en el colegio se convirtieron en serie de televisión en el año 1993. Los libros fueron adaptados por Carmen Martín Gaite y la serie producida y dirigida por José Luis Borau.
Elena Fortún trabajó, además, como periodista y durante la guerra publicaba sus artículos en la revista Crónica.
Si quieres leer otras reseñas de libros que hablan de la guerra, te dejo las de Escritos en Guerra, Cuando Hitler robó el conejo rosa y Departamento de Asuntos Mágicos
¿Conoces a Elena Fortún? ¿Y a Celia? ¿Has leído alguno de sus libros?
Abrazos
