Prodigioso Repelús es una divertida historia de Juana Cortés Amunarriz que nos cuenta la historia de un monstruo que sufre por su intolerancia a la comida monstruosa. Un desastre.
El gran problema de Prodigioso Repelús
Prodigioso Repelús es un monstruo como todos los demás. Un monstruo normal, vaya, al menos en apariencia. No tiene ni demasiados ojos, ni demasiadas patas, ni demasiados brazos. Sin embargo, los demás monstruos de su edad se apartan de él ¿por qué? porque el pobre Prodigioso Repelús tiene un aliento horrible y nauseabundo. Y no creáis que es por la de cosas asquerosas que come, no, el problema es que Prodigioso tiene una alergia alimentaria. Es alérgico, ni más ni menos, que a la comida monstruosa. Esto significa que hace fatal la digestión y eructaba mucho, y sus eructos son tan asquerosos que no hay monstruo que lo soporte. Conclusión: Prodigioso Repelús está solo. No tiene amigos.
El Libro
Prodigioso se propone una cosa para solucionar su problema: dejar de comer. Ya está así de fácil, así de sencillo. Claro, si no fuera porque se muere de hambre. Tras pasar un día entero sin probar bocado, el monstruo, desesperado, sale corriendo al bosque y allí encuentra un libro que un niño, Fer, dejó olvidado. Sin poder resistirse, Repelús le pega un bocado al libro y ¡sorpresa! resulta que no le sienta para nada mal. Los libros no le dan alergia ni le provocan malas digestiones, ni eructos pestilentes. Al fin, había encontrado la solución a su problema, lo único que tenía que hacer era robarles los libros a los niños humanos, pero…
Los libros infantiles comienzan a desaparecer
No podía ser todo tan sencillo. El problema es que en el mundo de los humanos los libros infantiles comienzan a desaparecer, y los niños no están dispuestos a tolerarlo. Algunos, incluso, acarrean problemas de insomnio por no tener su cuento antes de irse a dormir, así que se organizan para descubrir al culpable.
«Un día, mientras comía un revuelto de lagartijas con moscas azuladas, a Prodigioso Repelús le cayó algo en el plato. Era una lágrima gorda, tan gorda como la más gorda de las moscas. Una lágrima de monstruo triste.
Y a esa lágrima le siguió otra, y otra, hasta que el revuelto se convirtió en una sopa.
Prodigioso lloraba. Estaba apenado. Le hubiera gustado tirarse de los pelos, pero era muy coqueto y se cuidaba mucho la melenilla.
«Estoy harto de estar solo», pensó mientras ahogaba con la cuchara una de las moscas que todavía movía las alas.
Repelús quería tener amigos. Bueno incluso con un solo amigo tendría suficiente. Alguien con quien hablar, contarse todo tipo de mentiras, rascarse la espalda, tirarse pedos alegremente…; en fin, todo lo que hacen los amigos.
Cuando se le pasó la llorera, Prodigioso estuvo pensando y llegó a la conclusión de que, aunque todos le evitaran, realmente era un monstruo bastante majo.
Se sabía cinco chistes: dos bastante malos, dos regulares y uno bueno.»
Prodigioso Repelús, Juana Cortés Amunarriz
Prodigioso Repelús
Prodigioso Repelús es una historia desternillante que, además, rinde un bonito homenaje a los libros infantiles. Una historia repleta de situaciones divertidas, comidas monstruosas y niños de lo más decididos. Un libro que resultó el ganador del Premio Ciudad de Málaga de Literatura Infantil en 2022.
Si te gusta escribir…
Fíjate cómo ha cuidado el lenguaje la autora. Es un libro dirigido a niños a partir de ocho años, así que el lenguaje tiene que estar adaptado a su nivel de conocimiento y experiencia. Esto que parece algo fácil, es una de las cosas más complicadas a la hora de escribir Literatura Infantil. Hay que conseguir ese término exacto en el que el lenguaje es accesible para ellos, pero sin caer en jergas o expresiones demasiado forzadas que intentan imitar, sin éxito, su forma de hablar. Juana consigue que la voz del monstruo sea cercana, creíble y absolutamente pegada al público infantil.
Si quieres conocer otros libros ganadores del Premio Ciudad de Málaga te dejo aquí las reseñas de Patio de luces, de Érica Esmorís y Cara de otro, de Pedro Riera.
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Abrazos monstruosos
